Jose y Martín hicieron realidad un casamiento soñado. Tantos detalles lo hicieron especial que la playa y el sonido del mar no robaron protagonismo, sino que completaron un marco que no podría haber sido mejor. Hasta el clima, que venía muy complicado, se hizo un hueco para que ese sábado (y sólo el sábado) el sol hiciera lucir a cada ambiente elegido para semejante festejo.
Llegamos a José Ignacio un día antes, para estar bien descansados y aprovechar cada momento del gran día, que la gente de Ch Artística y Eventos ya tenía bien organizado. Para los preparativos de Jose, sus Damas de Honor tenían todo preparado en Casa Chic, no se escapaba ningún detalle. A pocos kilómetros, mi colega y amigo Daniel Perez cubría la previa de Martín, en la que no faltó nadie y sobró tiempo (y botellas) para más de un brindis.
La ceremonia la empezamos a vivir mientras caminábamos por las callecitas de José Ignacio, a paso lento y relajado. Martín ya esperaba en la capilla del pueblo, impecablemente vestida para la ocasión y repleta de ansiedad, con todos los invitados que llegaron desde lejos para estar bien cerca de ellos.
Desde ahí a La Huella, la gran procesión, digna de un cuento de esos que uno escucha y se imagina tal cual como fue. Al ritmo del violín y secundados por la familia y los amigos, Jose y Martín llegaron al salón donde minutos después se desataría una fiesta sin horario de cierre. Horas de baile, saltos, cotillón, banda de amigos y hasta los novios tocando en vivo con el DJ…
Sin dudas, hicieron realidad un casamiento soñado, difícil de olvidar… Felicitaciones Jose y Martín, muchas gracias por la confianza y la buena onda!
Y como yapa, tuve el honor de trabajar junto a mi prima Rochi, de Primates Eventos… ojalá se repita!